Novela romántica por excelencia
Queridos amigos voy a
iniciar una serie de posts en los que poco a poco iremos desgranando una pequeña
parcela de las maravillosas sensaciones que están inmersas en esta Novela
«Cenicienta y el trovador» y que hacen de ella, una historia imperecedera, como
novela romántica por excelencia que es. Para ello en cada post comentaremos un
pequeño fragmento que en una lectura rápida no podríamos valorar toda la
dimensión de sus palabras. Espero que sea de vuestro agrado. Comenzamos con el
Primer post titulado:
Feliz lectura de fin de
semana:
(I) Amores no declarados.-
En Cenicienta y el
trovador se desatan todas las turbulencias de un inmenso amor no confesado ni
declarado. Ello supone un tormentoso sufrimiento y un amargo pesar que no
conoce consuelo y que nada ni nadie puede mitigar.
He aqúi un pequeño pero intenso fragmento:
«Nunca le di un “te
quiero”, solo sueños e ilusiones. Le regalaba mi fantasía, mis canciones y
poesía. Yo, trovador del sentimiento y del amor, fui incapaz de decir por miedo
lo que mi corazón estaba sintiendo; volando ella a otros brazos, alcanzando
esos mismos sueños e ilusiones. ¿Qué le puedo dar que no tenga? Yo, trovador
cobarde por no decir la verdad a quien amo y llevo en mi sangre».
¿Cuantas veces ocurre
esto mismo en la realidad? Muchas. Normalmente, incluso, personas muy
extrovertidas y abiertas cuando se sienten atraídas o enamoradas, dejan de
serlo pues el amor rompe los esquemas. Nos hace sentirnos vulnerables, sobre
todo ante la persona a la que se ama y ella todavía no lo sabe.
Vaya recuerdos de
adolescencia y de adulto también. Es esta chispa, esa emoción que constituye un
permanente sueño despierto. Es un cumulo de fuertes emociones que nos hace estar
y sentirnos vivos y, a la vez, muertos por no tener a esa persona al lado.
Os deseo paz, salud y felicidad.
Juan V. Cosin
No hay comentarios:
Publicar un comentario